Eco.Pós - Programa de Pós-Graduação da Escola de Comunicação da UFRJ - O Curso - Histórico
 
 
   
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MEMORIA
Entrevista de 2009
Milton José Pinto
Milton José Pinto fue uno de los principales especialistas en Análisis de Discursos del país. Se graduó en Letras por la PUC-Rio, hizo maestría en Lengua Portuguesa y Linguística en la misma institución y se doctoró en Comunicación y Cultura por la ECO / UFRJ. Fue director del Instituto Estadual del Libro de Rio de Janeiro entre 1975 y 1979. Lección en el departamento de Letras de la PUC-Rio entre 1971 y 1988 y en la Escuela de Comunicación de la UFRJ de 1970 a 2009. En el Programa de Posgrado de la ECO formó generaciones de investigadores y desarrolló una perspectiva teórica y metodológica propia, a la que dio el nombre de Semiología de los Discursos Sociales. 

Escribió diversos libros, como Análise semântica das línguas naturais: caminhos e obstáculos (1977), As marcas linguísticas da enunciação: esboço de uma gramática enunciativa do Português (1994) y Comunicação e Discurso: uma introdução à análise de discursos (1999). Falleció en 2011. Reproducimos aquí la entrevista que Milton José Pinto concedió a la revista ECO-Pós en 2009. En la misma, habla de su trayectoria académica y sobre linguística, semiología y estudios de recepción.

ENTREVISTA:

¿De qué manera su formación híbrida en Letras y en Comunicación fue importante para su desarrollo intelectual y para sus investigaciones?
Hice la maestría en Linguística en la PUC-Rio y el doctorado en Comunicación. Un poco antes de la maestría, ya estaba trabajando en la Escuela de Comunicación y me terminaron gustando más los estudios de Comunicación, de la relación con el texto que se hacía allá, que con lo que se hacía en Linguística, que era muy formal. Así, terminé quedándome en la Comunicación. Salí de la PUC-Rio y me quedé sólo en la ECO. Pero la distancia entre Linguística y Comunicación no es tan grande o, por lo menos, no lo es en el modo como yo trabajo. Para mí, esa distancia no quedó muy grande, pero tampoco muy chica. La Comunicación requiere conocimientos linguísticos, sociológicos, filosóficos, antropológicos, para poder configurarse como un campo de conocimiento y para poder producir sus análisis. De esa manera, entonces, no fue un camino muy largo y fue hasta muy placentero de hacer. Pero también fue una cuestión del tiempo, de la historia que vivíamos. La Comunicación, en Brasil, aun no tenía - o estaba comenzando a tener- en los años 70, sus mestres y doctores. Los profesores de aquella época tenían esa formación híbrida, venían de otras áreas. La Comunicación se fue haciendo de esa hibridez. Cuando fui efectivado en la ECO, ya tenía conocimiento de esa situación y eso me fascinaba. Dar clases ahí, en un ambiente que buscaba formar profesionales, investigadores, ciudadanos, híbridos y críticos, me pareció muy interesante y válido. 


Usted acabó de decir que no hay un camino largo entre la Comunicación y la Lingüística, pero que tampoco hay un camino corto. ¿Podría explicar con más detalle como recorrer esa distancia?
Eso depende mucho de la Lingüística que usted hace y de la Comunicación que usted hace. La Lingüística que los lingüistas hacen, normalmente, es muy formal, demasiado atada a la descripción y la prescripción. Es aquella Lingüística de análisis de segmentos del habla, más pragmática, de una tradición norteamericana. Como fui formado en la tradición francesa de estudios del lenguaje, usaba la Lingüística como un instrumento para trabajar con el análisis de textos. Entonces no fue un camino muy largo. En mi migración para la Comunicación, acabé optando por estudiar más Sociología, Antropología, Ciencias Sociales en general, para poder hacer un análisis de discursos consistente y no meramente descriptivo, algo que siempre me pareció extremadamente improductivo. No se hace en el Análisis del Discurso una mera descripción de contenidos. El Análisis del Discurso bien hecho es muy distinto, va mucho más allá del Análisis de Contenido o de una mera descripción bien informada y sistematizada.

Lo que también marca su trayectoria es la distinción entre el Análisis del Discurso y Análisis de Discursos, que es lo que usted hace. Háblenos de esa diferencia.
El Análisis del Discurso hace parecer que sólo existe un discurso, que el discurso es siempre el mismo en todas las situaciones. En realidad, ese nombre se lo da la Escuela Francesa de Análisis del Discurso, basado también en algún análisis formal, pero privilegiando siempre un encuadramiento marxista del texto. Ya el Análisis de Discursos no privilegia este o aquel encuadramiento, sino que depende de la situación, del tipo de comunicación involucrada, de lo imponderable, del tipo de cosa para la cual no da para tener una respuesta pre-definida antes de la investigación. El Análisis de Discursos está vinculado a la investigación, se hace en la investigación y sólo es posible de este modo. Ya los análisis del discurso con sesgo marxista ortodoxo tienden, como cualquier otra ortodoxia, a tener las respuestas de la investigación antes de la propia investigación. No necesita la investigación, pues ya sabe lo que va a encontrar antes. El problema más grave de eso es el de la reproducción del modelo, de encuadrar, y también recortar, cualquier objeto de investigación por la aplicación de un modelo que ya funcionó, que ya fue aprobado. Así, se encuentran respuestas que ya eran esperadas. Siempre me pareció necesario superar ese análisis más facilitado, de quedarse diciendo siempre las mimas cosas, lo que ya se sabe hace mucho tiempo.

Como usted dijo que tiene una formación en la Escuela Francesa de Análisis del Discurso, puedo presumir que su formación es más semiológica...
Sí, es cierto. Tuve esa formación más en Análisis del Discurso francés, a pesar de divergencias. Lo que me interesaba era que no se hacia sólo un análisis formal, sino un análisis que buscaba mostrar las condiciones de posibilidad de los enunciados y las enunciaciones. ¿Por qué aquella forma fue escogida en aquel contexto y no en otro? Y fue así, teniendo siempre en mente esa pregunta, que comencé a desarrollar mi trabajo.

Y ese trabajó obtuvo el nombre de “Semiología de los Discursos Sociales”. ¿Podría comentar los principios que la orientan?
Obtuvo ese nombre, sí. Pero no sé si fui yo quien le dio ese nombre cuando escribía mis trabajos, o si me pareció interesante en la lectura de otro trabajo. De hecho, eso no me importaba mucho. Yo quería hacer un estudio de los discursos, de los textos, que no se quedaran presos al texto. Llamé ese trabajo de Semiología de los Discursos Sociales. Hay mucha gente que hace análisis del discurso y no quiere ni oír hablar de ese nombre, es prohibido, maldito, por causa del estructuralismo, de Saussure. Aún creen que es un insulto. Pero yo trabajo con la semiología de la siguiente forma: mientras que la semiología estructuralista busca el sentido en las expresiones lingüísticas, la Semiología de los Discursos Sociales busca las formas responsables por una determinada expresión lingüística, condicionada por la época, por la situación, dentro de diversos niveles de contextualización (situacional, institucional, histórico). 

¿Cómo evalúa hoy su contribución para los estudios del lenguaje en el campo de la Comunicación en Brasil?
No fui pionero en Lingüística en Brasil. Cuando comencé a hacer Lingüística ya había mucha gente trabajando con Lingüística, pero era gente del Museo Nacional de la UFRJ, que estaban preocupados en catalogar, clasificar y mapear lenguas indígenas. Ellos querían saber como era formada la lengua de determinada tribu, su vocabulario y su gramática, principalmente. Era con eso que ellos estaban preocupados. Yo comencé a relacionar el sentido con el texto, sobre todo con la forma del texto: ¿qué sentido se puede obtener con una forma de comunicación? De cierta manera, hay muchas formas de comunicación, lo que me interesaba saber era porque una era escogida en detrimento de otras. Analizar lo que en una situación hacia una determinada forma ser escogida era lo que me interesaba. Eso fue lo que me pareció más importante: ¿por qué aquella y no otra manera cualquiera de enunciar? O mejor, ¿por qué aquella entre tantas otras posibles? Hay varias razones y cabe al Análisis de Discursos explicarlas.

En sus trabajos y sus clases, con frecuencia usted insiste en que la comparación es fundamental para el Análisis de Discursos. ¿La comparación es el método del Análisis de Discursos?
Para hacer Análisis de Discursos no es posible considerar un texto aislado. Difícilmente usted podrá hacer un análisis sin la comparación, porque debe encontrar en el texto elementos que no estaban previstos por sus hipótesis. Y esa novedad propia del hacer investigación se vuelve más evidente en la comparación. Los analistas de discursos franceses fueron duramente acusados de comprobar en sus investigaciones lo que ya habían indicado en sus hipótesis. Y este fue un gran problema. Para escapar de esto, es necesario hacer un análisis comparativo, analizando los diferentes modos de decir, de seducir y de interactuar usados por los textos sobre un mismo asunto en diferentes o en la misma época, por ejemplo. Y es necesario tener claro que los cambios percibidos en los textos son contextuales. Es de esta observación que se ocupa el análisis de discursos. Ciertamente, es una observación comparativa en el tiempo, en el espacio y en las formas de expresión. 

El Análisis de Discursos viene sufriendo duras acusaciones. Ha sido criticado por no poder ir más allá del comentario sobre lo obvio, lo que ya sería considerado como evidente, o a pesar de criticarlo, acabar siendo formalista y demasiado inmanente. ¿Cuál sería su posición ante esto?
Mire, el Análisis de Discursos siempre sufrió ese tipo de crítica, especialmente de explicaciones de cuño más sociológico. Creían que no podríamos atarnos al discurso para entender la sociedad, o la comunicación. Aún no sé quién ganó esa guerra. Yo hacía parte de ella, pero, después que me jubilé, acabé quedando por fuera. Pero creo que la Semiología es la que más se encajaba en esas acusaciones; el Análisis de Discursos no. La Semiología es una descripción del contenido del texto a partir de sus formas de expresión. No es un análisis de contenido, porque está preocupada con la producción de sentidos, aunque sea solamente dentro del texto. Ya el Análisis de Discursos va más allá, busca mostrar cómo y por qué determinados sentidos son producidos en un texto. Sólo trabaja dentro de contextos determinados, históricos. No se hace un análisis de discursos de un texto aislado, lo que es posible en los análisis semiológicos. Es necesario relacionar con otros textos, con la época, con otros autores, a veces. Un análisis de discursos completo requiere un vasto conocimiento histórico del momento en que es producido el discurso. Esa conciencia histórica no está muy presente en los análisis semiológicos, especialmente en los formalistas. La producción de sentidos depende de una teoría sobre la producción de sentidos. Hay teorías sociológicas, psicológicas y muchas otras. Y el Análisis de Discursos hace un abordaje que es al mismo tiempo lingüístico (sobre todo tendiente a una lingüística más amplia, una lingüística histórica, preocupada con la historia de las formas) y sociológica. ¿Por qué en determinados contextos sociales las formas escogidas son unas y no otras? ¿Qué hace con que las formas lingüísticas sean unas y no otras? Usted no usa cualquier cosa en cualquier momento. El uso es limitado socialmente, a lo que usted debe y puede usar, decir, hacer en aquel momento. Por ejemplo, cuando usted está en un país extranjero y no domina bien el idioma, puede entrar en situaciones de extrema dificultad, por no saber que expresión usar en determinadas situaciones. En fin, lo que interesa al Análisis de Discursos es el momento histórico, social y cultural, de la comunicación. La Semiología es inmanentista realmente, pero el Análisis de Discursos no, muy al contrario. Esa es la gran diferencia. Al final de la obra de Roland Barthes, por ejemplo, él comienza a hablar bien del contexto, a dimensionar de forma más orgánica el trabajo del contexto en la producción de textos. Pero ningún trabajo de semiólogo superó aquello que Mikhail Bakhtin hizo. La contribución de Bakhtin, así como la de Foucault, por otro lado, fue decisiva para la Semiología de los Discursos Sociales, para el Análisis de Discursos que yo hago. Bakhtin trajo el contexto para el estudio del texto de una forma primorosa. Pero, si esto pasó, también se dio el desarrollo de un “Análisis Automático del Discurso”, del cual Michael Pêcheux era líder y mentor. En esa época, Pêcheux estaba preocupado en transformar el lenguaje en un código de tal forma que se pudiera colocar el lenguaje en un computador y salir como resultado su sentido. Su opción era hacer un análisis computarizado del discurso, transformando el texto en datos, códigos, cifras. Pero eso acabó siendo un fracaso, porque el texto es mucho más de lo que se puede computar. Felizmente, fue una opción que no se volvió vigente. Hay muchas otras formas, bien más interesantes de analizar discursos. Los estudiosos de la recepción, por ejemplo, también acusaron los analistas de discursos de desconsiderar la recepción en privilegio de la producción. Pero los estudios de recepción acaban quedando separados de la producción. Esos estudios aparecen para mí un poco tarde. O sea, en mi trayectoria conviví con el aparecimiento de esos estudios, pero no llegué a verlos consolidados del todo. Vi varios buenos trabajos siendo hechos, pero todavía puntuales, aquí y allí. Así como hay muchos análisis de discursos, hay muchos estudios de recepción. Recuerdo que en el campo de la Comunicación en Brasil fueron muy influyentes los trabajos de la Escuela de Constanza, de Alemania. En Literatura, Luiz Costa Lima se especializó en esos estudios. Sólo bien más tarde la tradición inglesa, de los Estudios Culturales, pasó a ser trabajada, pero, inclusive, de forma tímida y puntual. De cierta forma, yo incorporé alguna cosa de los estudios de recepción. Pero lo que me interesaba era hacer el estudio más completo, que no quedara preso a una “etapa” del proceso comunicativo, sino que lo tomara como un todo. No es posible analizar un discurso sin considerar la producción y la recepción, y especialmente, las posibilidades de producción y recepción dentro de una serie de contextualizaciones complejas, específicas y cruzadas. No estaba interesado en ver solamente las estrategias de producción, sino también las hipótesis de recepción. No es una recepción en sentido exacto, como por ejemplo, hacía Costa Lima. Conozco bien el trabajo del profesor Costa Lima, y él hacía una recepción vinculada a la literatura. Entonces, en el fondo, era un estudio de influencias, de cruzamientos de informaciones. Y no era propiamente eso que yo hacía. Yo quería saber de la recepción en el momento: ¿por qué determinado texto funcionó como comunicación o no en determinada situación histórica? Era eso lo que más me interesaba. 

Otra de sus contribuciones importantes para el Análisis de Discursos fue la retórica. Por mucho tiempo – y aún hoy en día – la retórica es valorizada peyorativamente como adorno del lenguaje, cuando no como comprometida con la producción de engaño, la persuasión, excusa y manipuladora de la verdad. Al contrario, usted, siguiendo teóricos franceses del lenguaje, como Roland Barthes, pasó a tomar la retórica como fundamento teórico de investigación del lenguaje. ¿Cómo fue esa experiencia?
Yo siempre me interesé por la retórica. Desde el comienzo de mis estudios universitarios busqué profundizar el estudio de la retórica. Cuando comencé a dedicarme más al Análisis de Discursos, percibí que mucha cosa de lo que estaba siendo estudiado por los analistas – tomadas como grandes innovaciones – ya habían sido sistematizadas por la retórica mucho antes. Eso me instigó mucho a hacer una reflexión sobre el discurso fundamentada en la tradición retórica, especialmente a partir de Aristóteles y los griegos. Yo entendía que el análisis de producción de textos estaba en la retórica. Era ella que podría traer innovaciones, presentar nuevos horizontes y posibilidades de investigación. La retórica fue olvidada, o entonces olvidada parcialmente, porque lo que se usaba de la retórica eran las figuras de retórica, aquellos análisis más tradicionales de los estudios literarios. Estaban ignorando la dimensión política y social de la retórica y, así, por lo tanto, del lenguaje. Redescubrir la retórica era, para mí, también una forma de re-evaluar el Análisis de Discursos que estábamos haciendo. De esta forma, mucho de lo que la Semiología de los Discursos Sociales creó estaba fundamentado en la retórica. Era eso lo que necesitábamos reconocer. Por eso, valía la pena hacer un paseo por la retórica en mis textos, contar como funcionó, porque fue, de cierta forma, el primer estudio del enunciado y la enunciación. Es de la Retórica la pregunta fundamental de cualquier Análisis de Discursos: ¿por qué tal enunciado para tal enunciación? Aunque se haya sujetado un poco a las reglas prescriptivas para producir determinados tipos de comunicación, se preocupaba básicamente en identificar las formas adecuadas de cada comunicación al receptor o receptores. Además, hay una diferencia importante: la retórica siempre tuvo como objetivo primordial convencer al otro de alguna cosa, en un debate o una discusión. El Análisis de Discursos no está muy preocupado con eso. El convencimiento es una de las formas orientadoras de comunicación, pero puede no ser el único. Aunque el convencimiento sea muy importante en la comunicación en general, cotidiana, ya que difícilmente alguien habla con alguien que no sea para convencer. Y los mecanismos y las formas para convencer son, en parte, los mismos que la retórica antigua griega ya había identificado y delimitado. No hubo muchas modificaciones en esa área. 

¿Cuáles son las posibilidades para el Análisis de Discursos en los medios?
Todos los análisis de discursos que hice fueron de los medios de comunicación. En los medios queda mucho más fácil y menos genérica la delimitación de la situación de comunicación, inclusive históricamente hablando. Fue por eso que trabajé con medios de comunicación, a punto de casi llegar a concordar en que Análisis de Discursos sólo sirve para la Comunicación. Aunque tenga comenzado en la Literatura, mucha gente cree que sea proprio de los estudios de Comunicación y, por eso, sólo se pueda hacer Análisis de Discursos de los medios. En otro aspecto importante, también pude contribuir con mi trabajo: en el estudio de la imagen. Los Análisis de Discursos se centraron en los estudios de los textos propiamente escritos. Pero también me interesó el estudio de la imagen, de las relaciones entre texto e imagen. Los estudios sobre imagen eran pocos. Había más trabajos en ese sentido en los Estados Unidos que en Francia. En Francia, había un predominio de lo textual sobre lo imagético. Y, por eso, busqué unir lo mejor de las tradiciones de aquellos países en el Análisis de Discursos. Cuando usted hace un análisis de prensa, por ejemplo, no puede separar el texto de la imagen, tienen que ser analizados en conjunto, la diagramación, la edición gráfica, la disposición de materias. Ese, ciertamente, es un trabajo más arduo, pero absolutamente necesario. En el momento en que comencé a trabajar con eso, ese era un estudio bastante complejo y reciente. Quién sabe aún no sea el desafío de los nuevos analistas de discursos.

 

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